El
caballo y el asno
Un hombre tenía un caballo y un asno.
Un
día que ambos iban camino a la ciudad, el asno, sintiéndose cansado, le dijo al
caballo:
- Toma una parte de mi carga si te
interesa mi vida.
El
caballo haciéndose el sordo no
dijo nada y el asno cayó víctima de la fatiga, y murió allí mismo.
Entonces el dueño echó toda la carga
encima del caballo, incluso la piel del asno. Y el caballo, suspirando dijo:
- ¡Qué mala suerte tengo! ¡Por no
haber querido cargar con un ligero fardo ahora tengo que cargar con todo, y
hasta con la piel del asno encima!
Cada vez que no tiendes tu mano para
ayudar a tu prójimo que honestamente te lo pide, sin que lo notes en ese
momento, en realidad te estás perjudicando a ti mismo.
Santilín.
Cuentos infantiles con valores
Santilin
es un osito muy inteligente, bueno y respetuoso. Todos lo quieren mucho, y
sus amiguitos disfrutan jugando con él porque es
muy divertido.
Le
gusta dar largos paseos con su compañero, el elefantito.
Después de la merienda se reúnen y emprenden una larga caminata charlando y
saludando a las mariposas que revolotean coquetas, desplegando sus coloridas
alitas.
Siempre
está atento a los juegos de los otros animalitos. Con
mucha paciencia trata de enseñarles que pueden entretenerse sin dañar las
plantas, sin pisotear el césped, sin destruir lo hermoso que la naturaleza nos regala.
Un domingo llegaron vecinos nuevos.
Santilin se apresuró a darles la bienvenida y enseguida invitó a jugar al
puercoespín más pequeño.
Lo aceptaron contentos hasta que la
ardillita, llorando, advierte:
- Ay, cuidado, no se acerquen, esas
púas lastiman.
El puerco espín pidió disculpas y
triste regresó a su casa. Los demás se quedaron afligidos, menos Santilin, que
estaba seguro de encontrar una solución.
Pensó y pensó, hasta que, risueño,
dijo:
- Esperen, ya vuelvo.
Santilin regresó con la gorra de su
papá y llamó al puerco espín
Le colocaron la gorra sobre el lomo
y, de esta forma tan sencilla, taparon las púas para que no los pinchara y así
pudieran compartir los juegos.
Sara y lucia un cuento sobre la sinceridad
Entonces Sara se sintió ofendida y se marchó llorando de la tienda, dejando allí a su amiga.
Lucía
se quedó muy triste y apenada por la reacción de su amiga.
No entendía su enfado ya
que ella sólo le había dicho la verdad.
Al llegar a casa, Sara le contó a su madre lo sucedido y su
madre le hizo ver que su amiga sólo había sido sincera con
ella y no tenía que molestarse por ello.
Sara reflexionó y
se dio cuenta de que su madre tenía razón.
Al día siguiente
fue corriendo a disculparse con Lucía, que la perdonó de inmediato con una gran
sonrisa.
Desde entonces, las dos amigas entendieron que la verdadera amistad se
basa en la sinceridad.
Y colorín colorado
este cuento se ha acabado, y el que se enfade se quedará sentado.
FIN
No hay comentarios:
Publicar un comentario